REPORTAJE SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO:

“DESPERTAR SIN VIOLENCIA”

.- En la sociedad que vivimos hoy en día, en los medios de comunicación y en la vida diaria está muy presente el tema sobre la violencia de género. Pero, ¿Realmente la sociedad está preparada para afrontar este tema? Carmen, una luchadora desde hace cuarenta años sobre este tema y Presidenta de la Asociación “Despertar Sin Violencia”, nos ha abierto las puertas de su casa, que es la actual sede de la Asociación para resolvernos dudas sobre la violencia de género y enseñarnos su batalla diaria.

La lucha contra el maltrato de Carmen comienza a los 20 años, cuando se casó con un hombre diez años mayor que ella muy enamorada. El terror de esta mujer comienza en el mismo viaje de novios; él había llegado a la habitación con dos copas de más y lo primero que hizo fue estamparla contra una bañera.

La vida de casada se alimenta diariamente de palizas. A los cinco meses, se quedó embarazada pensando que la situación iba a cambiar, pero no fue así sino que se agravó. Había noches que dormía con una mesa camilla apoyada a muebles para impedir que el marido entrara. En la casa volaban platos, tazas e incluso llegó a tirarle un televisor, “creí que a mi hija la iba a perder”.

“El día que desperté fue cuando apareció con una pistola, nos amenazó a la niña y a mí y vi a mi hija en un canasto colgando de un noveno piso”

“En aquellos años era tremendo salir de casa, las mujeres maltratadas éramos muy cuestionadas, no se contemplaba la violencia de género. Podía perder a mi hija y era abandono de hogar”

En el año 1975, Carmen tuvo el valor de tener que hablar ella sola con un juez y con el presidente del tribunal de Rota para contar su dura vida diaria. Tampoco entendía como era posible que la iglesia no contemplara que las anulaciones de matrimonio se podían aceptar por maltrato.

Después coincidió con un segundo matrimonio, con un continuo maltrato psicológico durante siete años. “Después de toda esta barbaridad, decidí montar una asociación Esa asociación se llama despertar sin violencia. EL nombre fue porque en un momento determinado de mi vida y por esa niña, desperté”.